Continuidad de mis sueños (majofilopoiesis)
“Aquí vas a tocar el cuerpo
como toca un ciego el sueño”
(CMR)
Los muertos siempre han venido a mí.
Cada vez más grises y oscuros
pues tiraron las pieles por los bordes
por un tubo negro de confusiones
psiquis de turbias voces
que aún en día resuenan en sus ecos
y que por horas alargan mis noches
¿Por qué pienso tanto en ellos?
¿Me escucharán allá del otro muro?
¿Sabrán Acaso mis intenciones?
¿Sabrán que no temo, así como ellos?
Mi alegría se hubiese dibujado grande
en curvas carialegres
si mis manos hubiesen estrechado las suyas
o al menos fumarnos un cigarrillo
tal vez escucharlos y no hablar.
Me acongojan sus males.
No saben que transitan en el dolor
de mis pesadillas revueltas
sueños continuos que llegan
y me llevan a sus catacumbas
donde la carne es desagradablemente
pesada y podrida.
Me siguen los suicidas, ¡yo los dejo!
Es probable que quieren que hable de ellos
De los ecos que resuenan en este vacío
Sé que me escuchan, por eso vienen
Siguen la ruta
del pájaro siempre volado
en la continuidad de mis sueños.
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“…
alma curiosa que penando
tu paraíso vas buscando,
¡compadéceme!… ¡o te maldigo!”
(Ch. Baudelaire)
NIHIL (liocardo)
Mi corazón sin ser de mármol es sepulcro
necesitado de velar todas las muertes
y acompañar hasta la luz a cada alma extraviada
mis daños callados requieren reposo
cicatrizar con ungüentos de silencio y olvido
lamentos de intenciones caídas en batalla
sin heroicas acciones meritorias de leyenda
no espero que me comprendan
ni exijo que me compadezcan
permanezco exangüe abarcando un desierto
donde sin ser muro en tierra prometida
ni mar que se abre ni labrantío de profetas
ni piedra donde se haya dictado mandamiento
asilo al Leviathan en mis profundidades
llevo en la frente tatuada la marca de la bestia
y en apócrifa palabra de memoria indeleble
sobre mi caduca piel apergaminada por los siglos
están escritos el génesis y el apocalipsis
y anunciada la venida del falso salvador
bendecido por esta inapelable maldición
consumiré el usufructo de la inherente soledad
que me fue legada cual derecho de cuna
por funesta estrella posada en el umbral de mi destino
y guardaré empecinado ayuno penitente
con fidelidad de preventiva cuaresma
hasta que el demonio
—ese entrañable ancestral enemigo—
ose venir a tentarme
y entonces
acaso
llegue a ver
más allá de mi ceguera.
RESOLUCIÓN (Santiago Alboherna)
Señoras, señores, el juego comenzó
pero mi destino no esta marcado
si puedo desmarcarme de lo pactado
triunfo iluminado será mi bastión.