Me acerco en silencio a tu alma escondida
le grito tu nombre y responde exaltada
sorprendo a tu espalda buscando la mía
mientras tanto el juego sin lesos se acaba.
En promesas fútiles de eternas pasiones,
la sonrisa incrédula aventa a lo estúpido
de creer que el júbilo de los corazones
es un puente eterno que elude lo efímero.
Siénteme en lo estático entre sábanas
impúdico
y guárdate el poema que emula a lo
mágico
no pretendas dádivas buscando en
superficie
porque lo profundo descansa algo
apático.
Esto no es sentencia de canon filosófico
es sólo aprehensión empírico analítica
evita tu crítica sobre mis frialdades
que en las soledades
no
me
vale
ningún
consuelo.