Tus labios laten
y destila un deseo fértil
que me quedó aquí,
donde la madrugada advierte
que te he amado sin tenerte,
más mi sueño caprichoso
volvió a dormir en su magia
ya que mi deseo es un navío errante
que cruzó océanos por verte:
pinté de amor tu piel,
besé tus bordes
para tener el sabor de tu pigmento,
bebí tus muslos suavemente
y mi boca sedienta de amor
hizo surcos debajo de tu falda,
tejí versos en el cielo oscuro,
la bruma húmeda fue nuestro escondite
y la luna parpadeante a lo lejos
movió la saeta del reloj del alma;
no quedó nada iluminado,
solo tus ojos como los dibujé
con tanto amor,
con tantas ganas.
©.