Abrí la puerta a sueños imposibles
y pletórica entró la primavera,
me acarició la lluvia engalanada
de colores de arco iris
y cubrió con su manto el otoñal
ímpetu del deseo.
Escuché palpitar al río
y el trino de los pájaros vibró
como un soplo de brisa.
De la cumbre la nieve
resbaló cantarina
y entró en mi casa al son de clavicordio.
Y exuberante de felicidad
cerré la puerta.