Los Otros
I
Suspiros al aire de un cálido aliento
Lágrimas que un árbol hacen crecer
Música proveniente del olimpo
que resuena en medio del desierto
Bocas suturadas con cuerdas de guitarra,
y el corazón al ritmo de la tarola
Empuñando clavas, malabares con cimitarras,
debajo del destello de una luz de farola
Aquel lento eco en el soplido del viento,
de aquellos que ocultaron sus voces
En la sombra han vivido tanto tiempo;
entre heridas, decepciones, lamentos.
Víctimas de la inquieta calma,
su destino final; su Karma
Moradores, vagabundos del Dharma
Cualquier remedio para el alma
Aunque se dificulta el reto,
no temen a la vida ni a sus roces.
Intentando seguir de Dios el tempo;
combatiendo males pensamientos
Florecieron de un jardín inerte
Ocultan su llanto y se muestran fuertes
Se ganan la vida con el sudor de su frente
y por la noche bohemia moran de repente
II
Mis hermanos los jodidos, malditos, bastardos,
mal pagados, mal comidos, desvelados
Los que elevan la mirada siempre al cielo
y con los pies bien pegados al suelo;
siempre al margen, nunca aceptados
Rancios, roñosos, ácidos
Encienden una fogata en el hielo
y al derretirse emprenden el vuelo
Siempre han estado entre nosotros
Quizá no los reconocemos
Es que guardan muy dentro
su llanto; y entre tanto,
andando sobre vidrios rotos,
sangre y hiel delatan su rastro
Tanto vemos, poco entendemos
Son conocidos como: “los otros”