Así, de razones sin serlo
sin ser, valor para el hombre
nace se pierde y corroe
el orgullo mas incierto,
se pudren grandes hazañas
por quedarse, muy maltrechos
los motivos que en batalla,
de mentiras se obtuvieron.
Y mueren y se maldicen
los señores, los plebeyos
los reyes con escuderos
las reinas y emperatrices.
Fueron de pena sucumbidos
por el fuego de la hoguera,
vanidades pordioseras
que niegan luz al destino.
Y presumen las haciendas
los banquetes y el buen vino
y al sirviente, dan chillidos
como pago y recompensa.
Se abusa con el poder
y con el, se hacen leyes
que agasajan y enriquecen
y a los siervos empobrecen,
a la vista del patrón.
Todos se callan y ceden
todos aplauden sus leyes
mas sabiendo, que son crueles
sin entender su razón.
Y claudican y perecen
las vidas con tanto azote,
entre penas y entre golpes
es el pobre, quien padece.
Se visten buenas las mesas
de cubiertos y manteles,
para dar comida a seres
parecidos a las hienas,
y entre risas denigrantes
o apuestas por quien mas tiene
se inventan, las nuevas leyes
que sangran al inocente.
No hay pecado para nobles
ni castigo que le impongan,
que paguen siempre los pobres
y el que no, que pague en soga.
Malnacidos carroñeros
alimañas bien vestidas,
que gastan todo el dinero
que les falta a las familias
y el pobre padre, que es bueno
y es cabeza de su casa
que se retuerza los sesos,
mientras el pobre trabaja
para pagar los impuestos.
No hay perdón para el pecado
que se peca, aún sabiendo
que se están aprovechando
de todo el que no hace daño,
y quiere seguir viviendo.
Políticos arrastrados
con leyes que son absurdas,
se regocijan y abusan
de aquel que está trabajando,
y vive con lo que sobra.