Se oculta el sol y desaparece el alcor,
Negros cumulonimbos,
Gigantes, silenciosos
asechan con terror.
¡Atisbo los clarineros, transeúntes¡
¡Inclusos indigentes que huyen¡
temerosos de lo que se viene..
Se agitan el viento,
a la cadencia el polvo baila
Y se paraliza el tiempo.
Una brisa mi alma penetra,
aire fresco que alienta
el fin del estiaje y el resurgir
de los colores verdes.
Los árboles se estremecen,
Camina la hojarasca,
la tierra se humedece.
Se cierran todas las ventanas,
todos, buscan el rincón de la cama.
Ha raudo llega lo que añoraba
Un aroma que soñaba,
El preticor...
Me delita el olfato
y el corazón.
Por fin llueve, se cae el cielo,
Llueve a cántaros y
el suelo se alegra sin descaro.