UNA SEMANA EN AGOSTO
Una semana en el norte de Cataluña
en un verano de luz primorosa, cegadora
con ventanas abiertas y piscinas
descubiertas, y un solo río, una corriente
menuda –venida a menos por el calor dominante–,
que se deslizaba sobre el cauce de roca
que parecía pulida para servir
de lecho acuático precisamente y para facilitar el tránsito
de la delgada lámina líquida,
aunque con un ritmo bueno, trepidante, imparable,
seductora y casi vertiginosa, y que, acto seguido,
iba a dar a una zona con menos pendiente
y que se remansaba ya cerca de la pequeña localidad.
Aquella semana de verano agradable, en familia,
casi primorosa, que vale tanto como decir gloriosa,
bajo las sombras de diferentes árboles de ribera,
los chopos, los olmos, los frondosos paraísos,
y sin ningún incidente tan importante
como para llamar la atención.
Gaspar Jover Polo