liocardo

DÉCIMAS A LA MUERTE DE MI PADRE ( II )

                  II

 

Los textos fundamentales,

por su mística temática,

dentro de la orden dramática

se tornan sacramentales,

liturgia, ornamentales

para la literatura;

pesa, que en su escasa altura,

la superstición humana

desde el mismo pueblo emana

y contra ese mal no hay cura.

 

Si así fuera, tan siquiera

seguir ecos del pasado

para ser ángel alado

electo al que todo viera

y hacer bien a quien me hiera

con dolo de darme muerte,

en mi tierra hacerse fuerte

o la libertad robarme:

que la paz llegue al vengarme

y que maldiga su suerte.

 

Burdo saber hipnopédico:

tesis previa a la pregunta

que la conciencia barrunta,

y en un saber ortopédico

entra un dios enciclopédico;

que hacer bien con condición

no es bondad ni buena acción;

mas quien la armonía propensa

sin pretender recompensa

no le afecta la ambición.

 

No es de un dios, de su incumbencia,

si al ser animal y humano

hago el justo por mi mano,

dicto a mi albedrío sentencia,

doy mi ley por penitencia;

pues si conciencia sentimos,

si algo malo cometimos

con sus influencias carga;

ya, para alegar descarga,

la eternidad presentimos.

 

 

Aún se escucha al fiel Giordano

Bruno, en el fuego aullando

por su verdad, postulando

que es de dios sombra el humano,

y cada un ve en su mano

la ley tras esta consciencia;

quedando, por consecuencia,

con ceremonial tan fútil

el intermediario inútil

agraviado en la evidencia.

 

Tanta ignominia que ha habido

en nombre de un dios jurando;

con la siniestra estrujando

y con la diestra, bendecido

queda el vulgo, y distraído,

--mercaderes en Su Templo--;

que en sus discursos contemplo

a un truhan charlatán de feria:

por su histórica miseria

su moral no es buen ejemplo.

 

Ungen cualquier mandatario

para estar cerca del trono

rindiendo culto al patrono

que besa su relicario,

y el altísimo vicario

en cualquier lengua y costumbre

promete el monte y la cumbre

a todo el que se someta

y acepte ser marioneta

parte de esta podredumbre.

 

La escolástica razón

quebró al poniente en levante

donde lució aquel infante

bruñido caparazón

confundiendo el corazón

y la mente de la gente

que busca algo diferente

sin saber qué es lo que buscan:

por eso luego se ofuscan

cuando dan un paso al frente.

 

 

(Continúa.../...)