|Luna, luna, luna...
Dama encendida de la noche
que arde en mi alma
y me mantiene insomne,
y erguido mi cuerpo,
cual volcán silente
en espera de erupción.
Luz femenina que alumbra mi ser,
lo estremece y lo desahoga,
inundando cada amanecer
de un sosiego inquietante.
Diosa nocturna que me arropa
hasta trascender
y volar la añoranza tropical,
donde el jazmín recuerda
la brisa gélida,
y el eco de las olas del lago,
besa la arena nevada
de mi amada lejana.
Oda de odas
Luna, tú, verso mío,
mujer de mi querer,
cuyo misterio sereno
ilumina mi ser
como tú, luz de la noche primaveral,
guiando mis anhelos en la oscuridad.