Y aún con el último aliento,
cuando la herida profunda,
no deje respirar, e inhiba de dolor,
recordarás el primer beso,
aquel te quiero, único idioma que calla los silencios,
los paseos de verano tomados de la mano,
noches intensas, que sellaron nuestra piel,
un mundo donde sólo existimos tu y yo.
Tu mirada, tu perfume de mujer, nada se perdió
tu sonrisa iluminada que alimentas mi ternura,
tu manto hechizado de luna,
con caricias de terciopelo que avivan una madrugada,
dormidos en un jardín de rosas rojas,
abrazados a la vida para siempre…
un río que nos lleva juntos hacia la eternidad.