Versos mudos, labios yertos,
ya no canta el ruiseñor.
Se fue el bardo soñador,
dejando verbos desiertos.
Yace un vacío profundo
donde antes hubo palabras;
ahora tus mudas obras
llenan mi ofuscado mundo.
Silencio ensordecedor
donde antes fueron cantares;
callaron los olivares
de tu lírico esplendor.
¿Quién tejerá los ensueños?,
¿quién pintará el sentimiento?,
¿quién cantará al firmamento
con las coplas de tus sueños?
Poeta amigo, mi hermano;
tu silencio me desvela,
tu recuerdo me consuela
con tu espíritu cercano.
Tu partida deja huérfano el momento,
papel vacío de blanco lamento.
La armonía de tus versos,
resonará en la memoria.
Tu legado es la victoria
sobre los sinos adversos.