Denise Arredondo

El no límite

 

Hay personas que nos demandan la vida entera, que estiran tan fuerte de nuestro espacio y paciencia que, el día que se produce el corte, no entienden por qué y nos demandan también la respuesta a esa pregunta. Como si, además de la paciencia, del espacio, del no-límite también les deberíamos una contestación a todo. 
Nos exigen hasta cuando no queda más tinta en el tintero y nosotros callamos porque estamos cansados de tener que explicar algo que ni siquiera tendría que ser explicado. 
Y entonces, cansados de tanto estiramiento, nos quedamos en silencio. Agotados de explicar lo inexplicable, de justificar lo que no tiene opciones. Nos quedamos en silencio porque sabemos que no hay palabras que podamos decir que hagan al otro entender lo que, en parte no quiere entender. Y en ese silencio podemos encontrar el límite, el límite que nos haga encontrarnos con nosotros mismos, sin gritos, solo susurrando con un cuerpo cansado afirmándose a la ausencia, sosteniéndose a la paz del no tener que explicar.

Denise Arredondo