Se me arrugó el corazón
el día de su´partida
porque le daba a mi vida
la estrella de la ilusión.
Fue su divina pasión
rayo de paz en mi senda
que me brindaba la ofrenda
de esos instantes divinos
cuando libaba su vinos
que de amor fueron prebenda.
Ella fue gajo de luz
que iluminó mi existencia
dándome con su presencia
del cielo regio trasluz.
Con su silueta andaluz
con estilo de gitana
era célica genciana
que perfumaba mi día
con aromas de alegría
y ventura soberana.
Fue mi grandiosa fortuna
porque me amó dulcemente
y me arrulló tiernamente
en sus brazo como cuna.
Fue su amor fulgor de luna
que jamás el alma olvida
porque le deja prendida
la esencia de bellos sueños
de que un día fuimos dueños
de la gloria prometida.
Por eso está en mi memoria
velando mi sentimiento
donde palpita un aliento
lleno de mágica historia.
Ella fue la trayectoria
que al cielo me llevaría
donde viví la armonía
del idilio mas bonito
cuyo fulgor tan bendito
hoy convierto en poesía.
Autor: Aníbal Rodríguez