Amor mío, en cada versos, tú estás presente.
Te veo mirarme y vienes a llenarme de besos.
Sabes qué, el sollozo es mío, si estás ausente.
Cuando no estás, el amor te doy, en mis rezos.
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Mi Paz se arraiga, al verte muy cercano e ileso.
El miedo, no tiene edad, tiene muchas historias.
He perdido a tantos y, tengo miedo, lo confieso.
El verte llegar ileso, es para mí, una gran victoria.
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Mil historias se agitan en, las almas, enamoradas.
La retirada de aquello amado, seguro qué dolerá.
Nada sana el vacío del que, anida, otras moradas.
La partida final, es la muerte y, ese Ser no volverá.
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¡La muerte o huida de lo amado, te obliga al duelo.
Orar y llorar, no retorna a lo amado, sí da consuelo!