Camina en la sombra, con rostro prestado,
mil máscaras lleva, ninguna es su piel.
Sonríe en silencio, su pecho cerrado,
su alma es un grito que nadie ve en él.
Hay risas pintadas, dolor disimulado,
miradas vacías de un mundo sin fe.
Y en cada reflejo se siente atrapado,
un alma que llora lo que nunca fue.
Oculta su historia tras gestos fingidos,
sus ojos no mienten, pero nadie los ve.
Esconde en su risa los sueños heridos,
y en cada mentira, la herida de ayer.
Más bajo los rostros, aún late su nombre,
una voz que clama desde su interior.
Aunque sea invisible el dolor de ese hombre,
cada máscara esconde un grito de amor.