Rosario_Bersabe

Apriscos de acero

 

Soñé que el frío roía mi soledad
y que el miedo me helaba hasta el aliento.

 

Que bebía en manantiales
donde bullían sanguijuelas,
parte ya de aquella agua infecta.

 

Yo las apartaba con las manos,
pero ellas,
se adherían a mi garganta,
bebiendo de mi sangre,
ahogando mis gritos.


Las lágrimas surcaban mis mejillas,
raudas, como aleteos de palomas;
las soñé níveas, libres.


¡Ay, pobre libertad!
Al despertar… llegaron los recuerdos,
revoloteando,
tenebrosos, cautivos, en apriscos
cerrados por portones de acero.