Santiago R.SEVEN.

La luna habla.

La luna habla.

La luna habla tantas cosas…

las promesas que hacen de mi vida, vida.

De tiempo en tiempo, hace que parezcan cada vez más pérdidas.

¿Cómo seguir tus pasos,

si todo te sale bien?

 

Parece que ya hablamos de esto antes…

Entonces, ¿por qué todo sigue siendo así?

Parece cada vez más difícil creer en algo,

porque me fallé a mí mismo.

Y lo peor es aún creer

que puedes ser algo más que tú.

 

¿Quién soy yo si no puedo cambiar?

¿Quién soy yo si soy igual?

No creo que sea suficiente.

No creo poder ser feliz.

Aún busco algo a lo que aferrarme.

 

No importa si solo son tus ojos…

tus ojos que han tomado algo del cielo,

del campo de lirios,

los colores que deberían bastar

para alimentar mis sueños.

 

Solo eso debería bastar.

Puede que solo esté enfermo de mí.

Lo siento,

es difícil para mí.

 

Para todos, el cielo es azul. Debe ser azul.

Azul del cielo, el cual todos llevan en las manos.

Sé que es mi culpa,

por estar enfermo de mí,

por abandonarme a mí.

 

Por dejarme.

Por dejarme ver ese azul que no es para mí.

Porque todo es por ti.

Por ti lo es todo.

 

Por ti no me gusta este silencio,

que me hace pensar,

que me hace recordar cómo me parece diferente.

Cómo lo siento distante.

 

Del pensar, del saber

que para todos es azul.

Pero para mí es verde.

¿Por qué para mí es diferente?

¿Por qué mi cielo no puede ser azul?

 

¿Por qué hasta lo más simple se vuelve complicado?

Es lo que muere lento.

Y con él, me voy muriendo.

 

Es lo que quiero saber.

Piensa todo lo que quieras.

Pero al final no lo vas a saber.

No lo vas a ver.

 

Cambian las horas, los nombres, los escenarios…

eso que muere lento.

Pero nunca lo vas a ver.

Aunque no sea nada, lo quieres saber.

Nunca lo vas a saber.

 

Siempre le pasa a alguien más.