Usted no sabe,
compañera de mis días,
cual dichoso hace que me sienta
cuando su presencia
llega a mi presencia,
cuando sus ojos me miran,
cuando la suerte está conmigo
llega su alma bonita a mi alma,
llegan sus brazos a rodearme,
llegan sus palabras a endulzarme,
llegan tantas bendiciones de usted.
Usted no sabe,
compañera de mis días,
que el amor
ha venido de sorpresa
a inundarme,
que es usted el barco
que me sacó a flote,
me invita a navegar
sus aguas dulces y saladas,
me invita a naufragar seguro
en cada sentimiento,
me invita a ser quien habite
sus parajes internos…
Sacude mis días
si el mar se hace tormenta
aunque no haya miedo
de ahogarme en sus aguas,
porque morir en sus aguas,
compañera mía,
es darle un mejor sentido
a esto que llaman vida.
Autor: Salvador González (Venezuela)
Revista ÁMALON #002