Los pájaros, aquella madrugada
alto, a quien oír pudiera, cantaron
que una lluvia arrastrará hasta otro lado
toda esa angustia que mi alma arrugaba.
Descansé con nocturno vaticinio,
pero en mí despertó un nuevo temor
el compromiso que en mí recayó,
nada veía surgir en mi auxilio.
En mi corazón siento llegar la hora
en que seré empapado por la lluvia,
atrás quedará toda la penuria,
será como dijo el ave cantora.