Currículum para el Amor Moderno
Buscas a alguien perfecto.
Que no tenga pasado,
ni ex que le escriba a las tres de la mañana,
ni ansiedad, ni días grises,
ni secretos debajo de la alfombra.
Quieres una mente brillante,
con cuerpo de gimnasio
y alma de monje budista.
Que ría tus chistes malos,
que no ronque, no engorde,
no te contradiga.
Y que te aguante cuando tú
eres un caos hormonal con Wi-Fi.
Pero adivina:
eso no existe.
Todos venimos con cracks en la pantalla,
con adicciones pequeñas y traumas de fábrica.
Con papás ausentes, inseguridades vintage
y uno que otro polvo mal contado.
El amor no es Tinder con filtro de perro.
Es alguien que te vea llorar con cara de resaca,
que huela tus pedos y aún así te abrace.
Que no se escape cuando te desmoronas
como la señal del internet en fin de semana lluvioso.
Así que deja de hacer checklists.
Ama al descompuesto,
al que falla, al que rompe,
al que te dice verdades que duelen
pero se queda.
Porque el perfecto
ya se murió de aburrimiento
esperando que lo merezcas.