Me di vuelta,
la cama, espaciosa,
espumosa.
Creí que se había
marchado sin
despedirse-
Grité su nombre
al vacío de la recamara.
Un silencio, sordo
se apoderó
hasta de las sábanas,
La puerta entreabierta,
una sombra acechante.
Una linterna.
Y una risa estremecedora.
Castañeteé de miedo,
lívida , me incorporé.
Un viento helado
corrió por todo
mi cuerpo,
Se había marchado
si, sin avisarme.
Y el temor, nuevamente
había entrado a mis
noches.
(rosi12)