REVOLUCIONARIO TRANQUILO
(Homenaje a Mujica )
No vino con banderas de oro,
ni escoltas de sombra y poder,
llegó con la tierra en las manos
y el alma dispuesta a perder.
Sembró su lucha en silencio,
sin gritos, sin vanidad,
con la paciencia del viento
y la firmeza de la verdad.
Vivió donde viven los muchos,
sintió el dolor del que calla,
y aún cuando el mundo brillaba,
eligió quedarse en la sala.
No compró tronos ni templos,
ni adoró la ambición ajena,
supo que el lujo es cadenas
cuando el pueblo vive en pena.
Fue preso del viejo sistema,
pero libre en su corazón,
porque no hay celda que encierre
la fuerza de una visión.
Su palabra, humilde trinchera,
su ejemplo, bandera sin fin,
revolucionó sin disparos
ni promesas de jardín.
Hoy queda su paso sencillo,
sus gestos, su humanidad,
el eco de un \"no necesito\"
como acto de dignidad.
Y al final, su vida nos grita,
que el poder no es ostentación:
es servir desde lo simple,
con amor y convicción.
Roberto D. Yoro