La nostalgia es como el viento que
susurra en mi oÃdo,
un suspiro suave que se vuelve un
grito de dolor.
Es el hilo negro de nuestro existir,
un cordón frágil que se rompe con
cada recuerdo.
Cada dÃa, un nuevo dolor se suma al
pasado,
un nuevo recuerdo que se convierte
en nostalgia.
El olor a lluvia en la calle empedrada,
me lleva de vuelta a momentos que ya
no están.
La nostalgia es el agua que no quieres
beber,
pero tarde o temprano te dará sed y la
probarás.
Es el sabor amargo de la memoria,
un recuerdo que se niega a
desvanecerse.
A diario, alguien te conoce,
alguien te olvida.
A diario, se rompen corazones,
se sufren accidentes.
Y sin embargo, a diario luchamos
para seguir adelante,
para encontrar un sentido en la
nostalgia que nos consume.
La nostalgia es una transición que
sufre el cerebro
cuando no podemos cambiar las
cosas.
Es el dolor de saber que queremos
llorar,
pero las lágrimas no brotan.
Es la forma de decirle al viento que ya
lo sentimos,
de dejar que la nostalgia nos
envuelva y cuando las lágrimas
caen, no son de dolor,
sino de felicidad, de recuerdos que
amamos.
Son gotas de alegrÃa que brotan del
alma,
y nos recuerda que la vida es un
regalo.