Edwin Acosta Pena

Siempre de tí.

A mí llegas, y sin avisar,

es el aroma de tu membrana.

Mis manos te dan cariño 

creando bucles de tus cabellos;

entonces, bebo tu embrujo,

y mis ojos impávidos y locos

ya te han desnudado.

Amarte como nadie te ha amado

es tener en un revoloteo 

tu sangre hirviendo,

es llegar a la uva de tu boca 

y chorrear tu vino en mí,

es llegar a tu bosque amante 

clamando lluvias…

En una pradera cercana

el rocío besa la flor

y tus mejillas brillan,

el girasol busca la luz

y sin encontrarla,

se aman en la oscuridad;

así estoy yo, 

cuando en mi sueño te veo,

que es casi siempre.

Escóndete y piérdete en mí,

surca los cielos y los tiempos 

con mi alma viajera enamorada,

siempre de tí.

©.