Las gráciles orquestas se quedan solas;
algunas de estas,
aún en mi corazón,
laten al ritmo de un llover insustancial;
que marcó mi bohemia.
Hoy, este doloroso silencio,
sufrido cual herida en mi carne;
mediante el calor de ti; Oh palabra,
se muestra como otra cara del dado,
que dio lugar a aquella orquesta.