EDGARDO

Huellas del Alma

En la noche serena, donde el pensamiento vuela,

mi alma divaga y te busca en la penumbra.

Mis ojos al cielo, cual luceros en vela,

intentan hallarte más allá de la sombra.

Mas algo me impide alcanzar las estrellas,

un velo de tinieblas mi visión empaña.

Mi espíritu vacío, cual barco sin huellas,

en esta noche larga, tu recuerdo me baña.

Como en sueños te veo, sonriente y cercana,

tu mirada hechicera mi alma aún inflama.

Abro los ojos, la realidad es tirana,

solo la sombra persiste, cual triste fantasma.

Un punto de luz surge, tenue y brillante,

crece la esperanza, un fulgor en la nada.

¡Ahí estás de nuevo, mi amor, mi constante!,

con tu hechizo prendido, mi alma embelesada.

Quisiera tocarte, sentir tu tibieza,

besar tus labios, la miel de tu aliento.

Mas te desvaneces, con sutil ligereza,

un sueño tan bello, fugaz espejismo, lamento.

Necesito tu cerca, tu ser esencial,

temor me consume, la locura me abraza.

La idea de perderte, dolor tan letal,

sin tu voz, sin tu tacto, mi alma se desplaza.

La emoción florece, un querer profundo,

solo a tu lado mi ser halla su gozo.

Sin ti a mi vera, mi existir moribundo,

sin tu aliento vital, mi alma es un bozo.

Solo a tu lado, la vida es aliento,

sin tu suave caricia, mi romance no existe.

Solo en tus brazos, encuentro sustento,

sin tu dulce presencia, mi alma está triste.