Llegaste como notificación,
pero te quedaste como costumbre.
Sin esperarlo, hiciste del \"hola\" algo constante
y del silencio, un lugar menos solitario.
Tus palabras,
pequeñas luces que traspasan pantallas,
saben tocar,
como si tu voz supiera dónde duele y dónde calma.
Y así, sin etiquetas ni atajos,
te volviste parte de mi caos.
Y con esa forma tuya de ser,
te volviste mi hogar.