Hace mucho tiempo soñé con dejar unas arenas atrás, porque las heridas que causaron en mi corazón se convertían en odio y en más que un dolor...
Me embarque en una nueva aventura, un nuevo capitán que al parecer necesitaba más ayuda para comandar, de lo que había imaginado, el recorrido por los mares junto a él fue exhausto, hubo una tormenta enorme, que ocasionó que el barco encallara, el capitán y yo, su fiel segunda naufragamos por mareas diferentes y esas diferentes mareas hicieron lo suyo al separarnos...
Tras un largo viaje de sufrimiento llegué a una isla conocida, una que, sin duda alguna trajo recuerdos de antes de zarpar, caí en las suaves arenas de la isla tan fácilmente que, me hizo olvidar brevemente el dolor que la tormenta había dejado.
¡Oh isla, qué tienen tus arenas que tan fácilmente me hundo en ellas!
Una y otra vez
Una y otra vez me hundi...
Hasta que por magia del cielo, llegaron a mi los remos que perdí en el camino, los tomé arrastrándome y pude salir de las suaves y tentadoras arenas, volví al bote y tras navegar llena de dudas y temores, encontré a mi capitán, estaba diferente, algo en él había cambiado y su perdón por hundirme en las arenas me hizo recordar lo bonito que es navegar cuando la compasión de los cielos y el mar se unen para dar amor luego de una tormenta.