Eduardo Martz

Fundidos

Tu sudor y el mío se juntaban,

los cuerpos se empapaban, 

el alma y el espíritu se escapaban

donde el placer nos acariciaba.

 

Con la sombra de las velas bailaba, 

mis manos adormecidas

por el fuego que yo emanaba. 

 

Nos fundimos en la noche, 

con el aire y con el frío 

haciendo el amor

dos personas que se aman, 

y se esconden para despertar cada mañana. 

 

E. M