Tu sudor y el mío se juntaban,
los cuerpos se empapaban,
el alma y el espíritu se escapaban
donde el placer nos acariciaba.
Con la sombra de las velas bailaba,
mis manos adormecidas
por el fuego que yo emanaba.
Nos fundimos en la noche,
con el aire y con el frío
haciendo el amor
dos personas que se aman,
y se esconden para despertar cada mañana.
E. M