Vueltas y vueltas da la vida
para, por fin, llegar el día
prometido, pleno de dicha,
que me desborda de alegría.
Gozo rebosante para inundarte,
abundante amor con que regalarte,
eterno tiempo para contemplarte,
espacio infinito en que acompañarte.
Caudal incesante que tu sed colme,
cosecha contínua que te alimente,
abrigo perpetuo bajo la nieve.
Hoy los querubines cantan mi nombre.
Río caudaloso en que me sumerjo
con que riego el campo de tu alimento
y nieve perpetua le da el aliento.
Navego en poderoso caballero.