Me matará el hastío de su ausencia
hundido en soledad
sintiendo en mis entrañas la estocada
de filoso puñal.
Quizá de su memoria haya borrado
aquel amor sin par
que fuera nuestro cielo luminoso
que mi alma guardará.
Más todas mis caricias anhelantes
su cuerpo abrigarán
haciendo que palpite diariamente
de forma pertinaz.
Sintiendo que las horas se le pasan
con un veloz tic-tac
extrañará las noches que inspirado
bebí en su sacro grial.
Entonces los recuerdos de esos días
a su alma agitarán
lo mismo que córceles desbocados
que nunca detendrá.
Porque ha de ser historia tan hermosa
que hará de luz un haz
en donde brillará de amor la flama
que no se apagará.
Autor: Aníbal Rodríguez.