Hoy me arrepiento
y espero me perdones,
si te hice daño.
Y es que te amé
de un modo irreverente
y hasta egoísta.
Creí sentir
lo mismo de tu alma
y corazón.
y confundí
tu amor, con el cariño,
que profesabas.
Hoy te suplico
que atiendas mis palabras
por compasión.
Mira al mendigo
que tiembla y te suplica,
una mirada.
Y es que la luz
que brilla en tus pupilas
es como un faro.
Preciso el faro,
y su luz, con que alumbre
en las tinieblas.
Hoy necesito
saber que me perdonas
y eres feliz.
Rafael Sánchez Ortega ©
10/05/25