De alegría también lloramos,
cuando el corazón se desborda en
amor.
Las lágrimas de felicidad brotan
y el alma se siente libre, sin dolor.
De paz y consuelo lloramos
dentro del corazón, y
el mundo parece más humano
cuando lloramos de emoción.
La risa y el llanto se mezclan,
en un abrazo de emoción verdadera.
El corazón late con fuerza y pasión,
y la alegría se convierte en una
bandera.
Con la esperanza renace la
calma,
trayendo paz verdadera al
alma. Caen lágrimas, caen
amarguras sin omitir las
plegarias.
De alegría también lloramos
cuando la vida nos regala un
momento hermoso.
La gratitud y el amor se desbordan
y el alma se siente plena, con gozo.