Pesa más el vacío,
nos pesa más el silencio.
los relojes sin horas
mordiendo la espera
y aquellas cartas
que nunca escribimos.
Quedan
Los espacios muertos,
esas huellas mudas,
de las ansias de gritarnos;
-te quiero-
¿Qué hacemos ahora,
si los recuerdos
saltan por las noches
y nos acorralan
disfrazados de corderos?
Si la noche está llena
como luna redonda
y vacía
como la noche sin ella.
Estamos a ojos perdidos,
Cada quien por su lado
tapando goteras
que dejó este invierno.
Tumbados, curándonos
como enfermos.
bajándonos la fiebre
de necesitarnos,
con un dolor que envejece
entre sábanas,
con un resfriado seco
atorado en el pecho.
Incubamos el moho
silencioso y constante
que si hoy no nos mata,
poquito a poco
nos va quitando la vida.