¡Gracias, mamá! por haberme dado un cuerpo,
que a pesar de su fragilidad
me está durando ya casi 48 años y
que me da la oportunidad de trasmutar.
¡Gracias, mil gracias! por brindarme compresión
por respetar mi autonomía y autodeterminación
frenando tus propios miedos por lo que me pudiera pasar.
¡Gracias, muchas gracias! por tomarme de la mano
y enseñarme a cantar, a leer, a escribir, a pintar, a recitar
y a salir de mi prisión corporal con la imaginación,
gracias por acompañarme en la desesperación de las enfermedades,
durante mil dolores, lágrimas y tristezas, también cuando me aplaudieron,
cuando recibí premios, alegrías y victorias ganadas, pero, especialmente
te doy gracias porque se que vas a acompañarme
de la mano hasta el umbral del mundo,
señalar el túnel de luz, soltarme y dejarme cruzar.
Claudia Alejandra Rentería Garcés
30.05.2025