Sin motivo
Recuerdo vagamente que una tarde
bastante tarde para ser de tarde
te observaba en un parque casualmente.
Tú, no me podías ver. ibas ausente,
con ese porte con que abusas tanto
en la rima, en el baile y en el canto.
Tu ausencia era un lugar deshabitado,
una gota de agua sin salitre,
un ala sola, en el aire incrustada.
Tenías apagada la mirada
fija y perversa como la del buitre
y en esos tantos me quedé extasiado.
Nunca supe que hacías en el parque,
ni yo qué hacía lo he sabido nunca,
hay cosas que me marcan sin que marque
la fe perdida y la esperanza trunca.
Y hoy estamos aquí en el intento
de escribir un poema cada día
cuando ya no me queda ni un momento
y haciendo juego con el pensamiento
de escribir sin saber hacer poesía
me aprovecho de todo lo que siento.