Por más que quise, no pude;
por más que quiero, no puedo,
que el alma de ti no dude
y venza este triste miedo.
Por más que quiero, no elude
el alma mi cruel enredo;
por más que quise, que ayude,
el alma carga su credo.
Por más que dije… ¡yo te amo!
por más que quiero… ¡el olvido!
a cada momento… ¡exclamo!,
que nunca vuelvas al nido.
Y en mi silencio te llamo,
pues fuerte es mi fiel latido.