angelinho

Del duque para su mujer

 Amor acerbo, mujer rigurosa,

acérrimo duque, feble su amor,

sin Constanza mía, todo el dolor

despiértase, furiente e impiadosa,

  ¡e inventando galfarro cada cosa!

El recelo fúndese en mi interior

por las lenguas de gofos y pavor,

ahora padece en mi alma celosa.

  Ay, amor mío, yo ahora hesito

por cada paso dado y lengua dicha,

porque el cariño se muda en desdicha.

  Dime Señor, que el hado no está escrito,

en tinta roja que desacredito,

por la quizás pícara susodicha.