Y estar con Dios
No me beses ahora porque vengo
de un desierto de soles calcinantes,
te puedo derretir, aunque sostengo
que soy mejor que antes.
Me han pulido diversos avatares,
no hay escoria en las cosas que te digo
y aunque lleguen a ser crepusculares,
yo no ruego, suplico, ni mendigo.
¿Por orgullo...? Jamás me han doblegado,
si me arrastro, me arrastro en mi interior,
pero tampoco me he acanallado
y no es un privilegio, es un honor.
Superar las miserias que nos dañan,
perdonar a los locos que nos matan,
amar a esos fieles que acompañan
nuestras luchas, a veces insensatas.
Y estar con Dios en el postrer momento,
con ese Dios que siento me acompaña
en la alegría y en el sufrimiento,
en la tarde, la noche y la mañana.