En digital lienzo, mi sentir se vierte,
No somos de hierro, la emoción nos hiere.
Vivimos, sufrimos, el amor despierta,
Añoranza punzante, la ausencia nos vierte.
Y en la marea de sentir profundo,
Una gran pregunta emerge sin segundo:
¿Quién vela en verdad, sin interés inmundo,
Por este latir que en el pecho inundo?
A veces, la sombra de un falso cuidado,
Nos ciega al afecto sincero, callado.
Triste ironía, don no valorado,
Mientras el alma busca un puerto anhelado.
En estas letras, la esperanza reside,
Que un eco encuentre quien su pena mide.
Un bálsamo suave, la herida olvide,
O al menos, cual curita, un instante liquide.
No busco la pompa de adorno literario,
Sino voz sencilla, de fluirario estuario.
Que pinte en la mente un paisaje diario,
Y al corazón llegue, sin ser diccionario.
Que cada palabra, cual tibia compresa,
Mitigue el dolor, la angustia que pesa.
Una caricia al alma, una leve promesa,
De que en este sentir, nadie está sin mesa.
JTA.