DÉJAME
Déjame escribir lo que siento,
lo que me duele,
lo que ni siquiera entiendo.
Déjame ser lo que soy…
aunque nadie lo vea,
aunque nadie lo lea,
aunque nadie lo crea.
Déjame.
Déjame llorar sin público,
reír sin testigos,
morir sin ruido.
Déjame.
Déjame no encajar,
no fingir,
no dar explicaciones.
Déjame existir a mi modo,
sin horarios ni etiquetas,
sin tener que decir siempre
que todo está bien.
Déjame.
Déjame hablar con Dios a mi manera,
en silencio o a gritos,
con rabia o ternura,
con dudas o certezas.
Déjame.
Déjame fracasar sin juicio,
caer sin sermones,
volver a intentar
aunque ya no importe a nadie.
Déjame escribirte aunque no me leas.
Déjame soñarte aunque ya no estés.
Déjame extrañarte aunque nunca vuelvas.
Déjame.
Déjame ser libre…
aunque eso me deje solo.