Fuiste la primera vos, fuiste las primeras manos. Fuiste el primer rostro y fuiste el primer abrazo.
De ti nació mi mundo, porque fui rama en tu árbol. De ti llegaron las palabras, las letras y el abecedario.
Madre fuiste la lengua, el canto secreto de los pájaros. El puente hacia todo lo ajeno y el refugio que jamás dejamos.
Fuiste el día en las noches, la luna y también el astro, que alumbro todos mis caminos y me hizo crecer a tu lado.
Y ahora es todo un recuerdo de un tiempo sin calendario, cuando en la mesa servida el pan era fruto encantado.