Amor, con otro rostro,
eres mi anhelo,
mi causa, mi peligro,
mi fin sin sosiego,
sin ausencias ni desvelos,
encadenada y sin reposo
en un paraíso distraído,
devorada en tu cuerpo
fuego que quema las venas,
tiembla desquiciado,
retumba mi vientre
arrastra mis huesos
y se ata a mis tendones
desmayados y mudos,
eternamente,
sin nombre.