Lincol

MADRE

 

MADRE

 

Eres cuna y raíz a la vez,

sublime alquimia del amor.

Contigo descubrí que la existencia

es un refugio de encuentros,

un espacio donde germina

la vida en eterna comunión.

 

Aprendí a dibujar mis sueños

en lienzos de esperanza,

y a darles voz con tu mano,

mientras el tiempo tejía

que en tu mirada habita el universo

y en tus pasos, mi propio latido.

 

No hay voz más dulce que el silencio

que guarda tu entrega infinita.

El amor terrenal no conoce cumbres

más altas que tu nombre, madre:

faro eterno en mi tempestad,

abrazo que convierte el miedo en luz.

 

Y aunque las palabras naufraguen

en este mar de gratitud,

sé que tu eco ya es semilla:

florece en cada respiro mío.

 

— LMML.