Ahora
yo tampoco te llamo,
sin equilibrio el amor muere,
es sensible a las palabras,
a la piel, a los sentidos;
si nada de ello existe
se acaba;
es un recuerdo,
se marchita, se olvida,
enterrado, sellado sin lápida.
Necesita de dos,
cuerpo y alma,
entrega, confianza,
verdad aunque duela;
Puede ser abierto o cerrado,
y siempre real,
esplendoroso.