Alexandra I

A mi Madre.

Madre no es tu día, nada especial
puedo brindarte algo  que
no te diera antes, siempre.

Definitivamente, tu día no es hoy
es todos los días, desde que me
ofreciste el privilegio de llegar a tu vida.

Has velado por mi por tantas noches
arropaste mi cuerpo, más que eso mi alma
inculcaste  amor, respeto, calmaste los dolores
de mi cuerpo,  abriste caminos a sueños
y esperanzas,

Madre, me diste tu vida, qué puedo  ofrecerte
soy una réplica de ti llenas mi alma, ahora  madre mía
descansa aquí está tu cosecha caminando por siempre
junto a ti, tu sangre está en mis ramas, floreciendo
cada primavera.

Nos acercamos cada vez más a ese reencuentro.

Te quiero madre, eres mi consuelo, alivio mi paz
te extraño cada hora, cada día y tú vendrás  a mí,
el día de la partida para renacer nuevamente
en tu abrazo.

En tanto aquí estaré cuidando
 contemplando este jardín nuestro
 donde me visitas en cada flor, en la brisa,
 en esas bellas mariposas
y me hablas en el dulce canto de las aves.

Te abrazo, te beso en toda la belleza
de este entorno, en mis sencillos versos
que me traen tu sonrisa tu aprobación
este es mi humilde presente, te amo
y sigo en el intento de ser feliz, porque así
lo querías, madre amada.