Desde cualquier hora,
más allá del silencio que salpica
goteras de quietud sobre la estancia
llega la espera
como un paréntesis en blanco,
como roció que cuelga de una rosa
sin atreverse a caer por qué presiente
perderá su claridad entre hojarasca seca;
desde cualquier minuto
que se abraza del reloj ilusionado
la memoria estupefacta conserva
el recuerdo del ayer,
de una juventud con verdor naciente
que hacía justificar sus actos
con un grito ilusionado de esperanza.
Con el corazón exento de ansiedad os digo,
no consigo entender por qué
no ha surcado las calles del pueblo
ese paisaje peregrino que se fue,
esa silueta de mujer que provocaba
un ciego temblor a mi razón
que aún perdura
ni asimilar
cuando me tomabas de la mano
con mucho amor
y no lo comprendía, Padre.
Autor…reh