Hay compañías que nadie espera
y llegan sin invitación.
Tú, compañera traición,
eres una de ellas.
Jamás te espero, jamás te invito,
pero, sin embargo
aquí estas,
irrumpiendo en mi hogar,
alborotando mi vida
volcando mi mundo de cabeza,
aplastando mi alma,
arrancando mi corazón.
Nublas mi razón
Por la ira que nace
de la desdicha
que me provoca
tu presencia
Ya no quiero comer.
Me duele el estomago
como si agujas
se clavarán sin piedad.
Mi cuerpo se resiente,
sintiéndose golpeado y cansado,
como si mil caballos
me hubieran pisado.
Mi cuerpo hierve
Como si un volcán
Habitará dentro de mi
a punto de estallar
Doña Traición,
parta pronto por favor
tenga compasión
y no regrese jamás
a esta tranquila morada
para causar desazón.