La pisada, adelante está yendo,
temblorosa, timorata, nerviosa,
a astucia de cerca querer a la hermosa
linda, primorosa, beldad vistiendo;
a tal solemne fin perteneciendo
aún vacilante, vertiginosa,
agitada insegura y tormentosa,
tanto torbellino, que recodiendo.
De inicio en vuelta, tambalea el pie,
tornando como tornan los gorriones
luego de escaso canto en triste día.
En llanto por lo que pudo y no fue
de nuevo habita en imaginaciones,
pensando que ya vendrá la osadía.